El cónclave eligió a un papa de la región con más creyentes del mundo (Foto: elmundo.es)

El cónclave eligió a un papa de la región con más creyentes del mundo (Foto: elmundo.es)

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La elección del primer papa latinoamericano marca un hito en la historia de la iglesia católica. Siendo Latinoamérica la región con más católicos en el mundo, con alrededor de 483 millones de creyentes, la designación de Francisco refleja la intención del Vaticano de recuperar la popularidad perdida.

Ante la pérdida de feligreses y el descrédito de la institución por sucesivos escándalos, la elección de Jorge Mario Bergoglio apunta a ganar terreno donde más aceptación tienen. En ese sentido, los líderes eclesiásticos de Sudamérica y Centroamérica saludaron la decisión.

“Estamos sumamente contentos, pues nuestro Señor ha puesto los ojos en Latinoamérica, y estamos sumamente agradecidos con Dios por ello porque tenemos un papa latinoamericano”, manifestó el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar.

Otro aspecto a resaltar es que el papa habla la lengua de 500 millones de personas. ¿Cuál es la importancia de ello? Para el director de la “Real Academia de la Lengua2:http://www.rae.es/rae.html, José Manuel Blecua, “es una gran noticia para los hispanohablantes del mundo y muy especialmente para los americanos”.

El principal reto del nuevo pontífice será repensar los cambios en la institución frente al conservadurismo de amplios sectores del Vaticano. Desde la renuncia de Benedicto XVI, los analistas mencionaban la posibilidad de un papa latinoamericano para acercar a la institución a otras latitudes menos favorecidas.

En ese sentido, el monseñor uruguayo Luis del Castillo destacó que el nuevo papa “tiene un perfil distinto a los que hemos tenido y es muy cercano a los pobres”.

Con la designación de Francisco I, la iglesia católica en América Latina comenzará su etapa histórica de mayor solidez. “La elección habla de la madurez y consistencia de la Iglesia en América Latina, que lleva más de 500 años de vida cristiana. Eso habla de su madurez”, observó, por su parte, el arzobispo de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati.